martes, 26 de julio de 2011

SI VAS A BERLIN (II): ALEMANAS

Primer post Berlinés aquí
(Sin desmerecer a la mujer latina)

En este viaje he podido comprobar en primera persona cómo -a pesar de habitar el mismo continente- la mujer teutona responde a un canon de belleza diferente, pertenece a una raza distinta de fémina con respecto a la mediterránea.
Resultaría imposible y sería una labor baldía entrar a valorar qué tipo de mujer es más/menos bella, ya que hablamos de conceptos paralelos de mujer, basados en tipologías casi incompatibles.
Frente al curvilíneo canon de belleza occidental fundamentalmente basado en los clásicos modelos helenísticos, tan típico de la mujer criada a orillas del Mare Nostrum, de fragilidad y virtuosismo físico, ardiente y pasional, tan temperamental como tierna... y tan asociada a la feminidad, estos días he descubierto un concepto de mujer ubicado en las antípodas del anterior:
Hembra de corte adusto, recio, robusta de complexión, de gran físico, enérgico y poderoso... del que hasta podría decirse "hercúleo". Potentes diosas guerreras del norte, dignas herederas del temple y de las virtudes de aquellas féminas que pertenecieron a los bárbaros pueblos que pusieron en jaque (e hicieron sucumbir) al Imperio Romano.
Diosas entre mortales, de cuerpo más consagrado a la adoración que a la contemplación, no hay hija de su pueblo que no llame la atención por cualquier calidad de su físico: altura, complexión deportiva, piernas de vértigo, ojos que hipnotizan, cierto poderío y desden al caminar, cierta ternura en sus formas... tótems de belleza nórdica adaptados al nuevo ritmo de vida europeo.
Difícil resulta no perderse en su mirada e imaginarla con dos largas trenzas, provista de su escudo, casco y lanza cual valkiria preparada para la batalla.

Vamos, que me han gustao.

Pd: Sin duda, el día que pise Noruega habré entrado en el Valhalla.

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