jueves, 28 de abril de 2011

Se despierta cada día con pelusilla en el ombligo

Wikipedia dixit:

La pelusilla del ombligo es la acumulación de fibras sueltas en el ombligo.

Mucha gente descubre que, al principio y al final del día, ha aparecido una pequeña bola de pelusa en su ombligo. El porqué ha sido objeto de conjeturas durante muchos años, pero en 2001 el doctor Karl Kruszelnicki de la Universidad de Sydney (Australia) realizó una encuesta sistemática para obtener datos sobre la pelusa del ombligo. Sus principales hallazgos fueron los siguientes:

  • La pelusa del ombligo consiste principalmente en las fibras sobrantes de la ropa, mezcladas con piel muerta y algo de vello.
  • La pelusa se desplaza de abajo a arriba y no al revés como sería más "verosímil". El proceso migratorio es el resultado de la fricción del vello corporal con la ropa interior, que arrastra las fibras sueltas hacia el ombligo.
  • Las mujeres tienen menos pelusilla en el ombligo debido a que su vello corporal es más fino y corto. Por el mismo motivo, los hombres mayores, por tener vellos más ásperos y numerosos, acumulan una mayor cantidad de pelusa.
  • La coloración azul se debe a la existencia de fibras azules en la mayor parte de las prendas de vestir.
  • La existencia de pelusilla en el ombligo no reviste ningún peligro para la salud.

La dedicación del doctor Kruszelnicki para resolver este misterio le valió una recompensa en 2002, cuando recibió el premio Ig Nobel por la Investigación Interdisciplinar.

Graham Barker, de Perth (Australia), está en el libro Guinness de Récords por acumular la mayor cantidad de pelusa umbilical. Ha estado coleccionando su propia pelusilla casi todos los días desde el 17 de enero de 1984, y produce alrededor de 3,03 mg cada día. Al contrario de lo que dice el estudio del doctor Kruszelnicki, su pelusa tiene un tono más bien rojizo, a pesar de que no suele llevar ropa roja.

Recientemente, el Journal of Medical Hypotheses ha publicado un trabajo del químico Georg Steinhauser, basado en 503 muestras de su propio ombligo, que concluye que la composición de la pelusilla contiene, además de fibras de tejido, células muertas, grasa y proteínas, aventurando la hipótesis de que podría tener una función en la limpieza de esta zona del abdomen. Así mismo, observa un papel crucial del vello en su formación, siendo por tanto menor en las mujeres, y no apareciendo tras la depilación. Como dato curioso, el estudio también incluye la observación de que los tejidos viejos producen menos pelusilla que los nuevos.

Hay una copla de Jerónimo Granda dedicada a este tema:

- "¿Para que sirve el ombligo?
Me decía a mí Enriqueta.
- Pa' guardar la pelusilla
que suelta la camiseta."

martes, 26 de abril de 2011

Se ha puesto las botas

Se supone que el taper(1) estaba lleno de berza(2). Pero, tras soñar todo el día con probar tan divino y castizo manjar, al abrirlo descubro que mi primera impresión era cierta ("El taper de berza está en el tercer cajón del congelador", "aquí hay uno que parece que tiene tomate", "No. Es que el color engaña, pero son garbanzos", "¿Seguro?", "Niño, que te digo que son garbanzos"), solo tengo que decir una cosa:

"Papá, es tomate. Tomate con 3 o 4 albóndigas (5)"

Actualización: He hervido un par de puñados de macarrones, los he metido en el taper... y me he puesto las botas (6)
Actualización 2: Para mí que el cacharro era para 4 personas (como mínimo). Aún queda medio con 3 o 4 albóndigas con tomate y macarrones. Mañana le echaré un choricillo de esos de guisar, algún huevo duro, taquitos de pollo y/o de jamón cocido...

1. taper: dícese del envase que, en teoría, puede cerrarse al vacío y en el que puede guardarse comida para conservarse en el frigo o el congelador.
2. berza: guiso casero que hace mi madre con garbanzos, habichuelas (3), chícharos (4), habichuelillas verdes y calabaza. La de coles, da muchos gases.
3. habichuelas: alubias para los de fuera de Cádiz.
4. chícharos: guisantes para los de la línea de arriba.
5. albóndigas: dícese de las ammóndigas o armóndigas, pero bien escrito.
6. ponerse las botas: utilícese cuando el estómago dice "no puedo más", la mente "dos más" y acabas aflojando la correa, desabrochando el botón del pantalón... y regalándote, no dos, sino 4 o 5 cucharadas más.

domingo, 24 de abril de 2011

ORGASMO FRIKI


Aunque solo ha faltado que la imagen estuviera preparada para unas gafas 3D bicolor (con sus plastiquitos azul y rojo) para que fuera un orgasmo en toda regla, se puede aceptar el pie de foto como ilustrativo de lo que se puede ver.

De no ser por lo perfectamente conjuntada que va (funda del aifon, tiras de la mochila y color de la camiseta), casi hubiera dado el pego... Pero algo me dice que no, que todo es casualidad "vestimental" (seguro que se la compró en un mercadillo, la camiseta no puede tener licencia oficial) y fantasías de un fanático de la saga de Lucas (fantasías... de poder toparme con una friki así)

Aunque no deja de ser curioso que una hembra de físico tan, tan, tan llamativamente despampanante como la amiga Megan Fox, cuya imagen se encuentra destinada a formar parte de la galería de pósters de la típica habitación de un friki, aparezca tan, tan, tan humana vistiendo (perdón) luciendo una camiseta tan, tan, tan cutre de StarWars, algo típico de aficionados de 3 al 4º... o de seguidores con solera.

viernes, 22 de abril de 2011

Alucinado con mi abuela

La soltería nunca ha sido un problema para mí.
Incluso en ocasiones puede que haya constituido un pequeño alivio, sobre todo en dos momentos bien diferentes:
a) cuando la convivencia conmigo me causa problemas ("el cuerpo dice A, la mente B, el espíritu C... y no hay quien se aclare")
b) cuando observo determinados "momentos pareja" incomprensibles e inconcebibles según mi forma de ser y pensar ("el cuerpo, la mente y el espíritu lo tienen claro y coinciden en que no quieren vivir esas situacion")

Obviamente, cada persona es un mundo. Y estoy acostumbrado a que mi "celibato" sea la comidilla de algunos. De hecho, me da exactamente igual lo que piense cualquiera (me cuesta trabajo vivir con mi forma de razonar, si encima he de actuar atendiendo a lo que otros digan...)
Pero lo ocurrido hoy ya roza lo esperpéntico. No hace ni diez minutos, mi abuela ha entrado en el juego. Generalmente no va más allá de hablar y quejarse de mi pelambrera desorganizadamente caótica y de los 5 pelillos puestos azarosamente en la cara (y a los que cariñosamente llamo "barba") Pero hoy, tras oirme despotricar de la semana santa, ha dicho:
"No te gusta la semana santa, no te gusta el fútbol, no te gusta el tenis... no te gusta nada. Ni las mujeres"

Tu quoque, avia mihi

jueves, 21 de abril de 2011

Indignado con la Semana Santa.

No hay nada mejor que vivir en el casco histórico de una ciudad. A veces, incluso me siento un privilegiado con respecto al resto de mis convecinos.
De por sí es harto complicado encontrar una plaza de aparcamiento. A esto habría que sumar esta curiosa manía de gran parte de los municipios de peatonalizar calles, ensanchar las aceras, y cortar el acceso al centro.
Encima, llega la semana santa y hay que estar todo el día atento a las rutas de los pasos. Porque, como te descuides, la grúa se lleva tu coche... y la policía te imprime un bello ticket de recuerdo.
De hecho, hace cinco minutos que me han avisado de que mi coche era el único que quedaba aparcado en mi calle. Y corrrrrrrriendo he tenido que salir para evitar grúa y multa.

Que digo yo que, si los costaleros son capaces de sacar de rodillas el paso de una iglesia, o hacerlo girar esquinas con gran soltura... echarse un poco a la izquierda porque mi coche esté en la acera derecha no tiene que requerir mucho esfuerzo. Además, el paso es lo suficientemente alto como para que mi Ibiza moleste la vista de los que salen a ver las imágenes cuando pasean por la calle... y ni se acuerdan de ellas ni se acercan a la iglesia a contemplarlas el resto del año.

El Origen

Llega un día en el que, tomando cierta distancia, ves que sigues siendo igual de asocial que siempre. Que nada ha cambiado. Ni tú… ni la maldita sociedad en la que te encuentras inmerso. Y decides parar un segundo para tomar cierta distancia, ser objetivo y analizar qué es lo que está ocurriendo a tu alrededor.

En un primer y simple vistazo, sin escarbar mucho, descubres que:

- Toda la telaraña social que constriñe la forma de pensar, actuar y vivir,

- aquellas limitaciones y reglas absurdas impuestas… y aceptadas por todos,

- la necesidad de ser socialmente aceptado, normalizado e integrado,

- la importancia de ser políticamente correcto por el miedo al “qué dirán”,

- el juicio y el escarnio público, el cotilleo…

…son también características más que notables de estas nuevas sociedades virtuales –de las popularmente conocidas como redes sociales– en las que te encuentras inmerso. Y así, sin apenas darte cuenta, has vuelto a convertirte en aquello que más odias, un engranaje más (normal y corriente) de todos los que hacen moverse este mundo tan… simple.

Hace unos años sólo había que ponerse en “modo automático” y dejarse llevar por el tedio y la rutina, ya el medio haría el resto y acabaría despersonalizándote. Ahora, el proceso es mucho más complejo, pues requiere de cierta interacción. Un tipo especial de aportación: sumarte a un colectivo sociovirtual y alimentarlo con fotos etiquetadas, enlaces, y comentarios de no más de 420 caracteres…

Si no formas parte de de alguna de las redes sociales existentes en Internet, no eres nadie; si estás inmerso en ellas eres alguien… virtual.

El problema es que prefiero ser un “nadie virtual” y compartir mis pensamientos más profundos de no más de 420 caracteres (a partir de 421, los pondré en PSAON) con aquellos que naveguen a la deriva y se topen con este islote mental.