jueves, 21 de abril de 2011

Indignado con la Semana Santa.

No hay nada mejor que vivir en el casco histórico de una ciudad. A veces, incluso me siento un privilegiado con respecto al resto de mis convecinos.
De por sí es harto complicado encontrar una plaza de aparcamiento. A esto habría que sumar esta curiosa manía de gran parte de los municipios de peatonalizar calles, ensanchar las aceras, y cortar el acceso al centro.
Encima, llega la semana santa y hay que estar todo el día atento a las rutas de los pasos. Porque, como te descuides, la grúa se lleva tu coche... y la policía te imprime un bello ticket de recuerdo.
De hecho, hace cinco minutos que me han avisado de que mi coche era el único que quedaba aparcado en mi calle. Y corrrrrrrriendo he tenido que salir para evitar grúa y multa.

Que digo yo que, si los costaleros son capaces de sacar de rodillas el paso de una iglesia, o hacerlo girar esquinas con gran soltura... echarse un poco a la izquierda porque mi coche esté en la acera derecha no tiene que requerir mucho esfuerzo. Además, el paso es lo suficientemente alto como para que mi Ibiza moleste la vista de los que salen a ver las imágenes cuando pasean por la calle... y ni se acuerdan de ellas ni se acercan a la iglesia a contemplarlas el resto del año.

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